Como siempre intentamos llegar pronto pero, llegamos un pelín tarde. Por suerte, la actividad iba con retraso y nos dio tiempo a visitar el Centro de Interpretación de la Laguna de Gallocanta antes de comenzar nuestra andadura. El viaje se realizaría en coche rodeando la Laguna y parando en determinados puntos para observar mejor a las aves. Nos explicaron que no es posible entrar en la laguna para no degradar el medio ambiente ni de plantas ni de animales y que solo con permisos excepcionales se puede permanecer unas horas en La Laguna refugiado en unas casetas a las que hay que llegar muy temprano y abandonarlas por la noche para no asustar a las aves.
Mientras disfrutábamos de una proyección, la naturaleza caprichosa, decidió que una inmensa bandada grullas surcara en ese momento el cielo para ir a beber a la Laguna. Y como siempre es mejor mirar al cielo que a la tele, paramos la proyección y, salimos a ver tan magno espectáculo. Espectáculo que, dicho sea de paso, desmontando el mito de que para ver grullas hay que madrugar; con llegar en las horas que beben o comen es más que suficiente.
Tras salir del centro de interpretación enseguida abandonamos la carretera para adentrarnos en
caminos de tierra que circundan la laguna. Nuestra primera parada nos permitió observar
algunas aves sobrevolando la Laguna. Reanudamos el viaje bordeando una pequeña ermita
para llegar a uno de los puntos de observación mejor situados.
En este punto Carmina (nuestra Grullogia) con la ayuda de Josefina (una simpática y gigantesca
grulla de peluche) nos explicaron hábitos, costumbres y procedencia de esta preciosa ave. No
me detengo en estas explicaciones porque es mejor que, si os pica la curiosidad, hagáis una
excursión a La Laguna. Únicamente comentaré que la grulla es una especie protegida y que la
Laguna, cómo tantos otros tesoros naturales, sufre también los efectos del cambio climático y
por ello, es importante que empecemos a cambiar antes de que sea tarde y estos parajes sean
irrecuperables.
Reanudamos la marcha sorprendidos por la presencia de una nueva pasajera ya que Josefina
viajaba en nuestra furgoneta camino del centro base. Antes de llegar hicimos una breve parada
en una torreta de observación y avistamos con el catalejo algunos corzos que también habitan
en esos lares.
Terminada la excursión y siguiendo la recomendación de Carmina nos fuimos a comer comida casera a la cercana localidad de Tornos; allí pudimos disfrutar de cocina tradicional en compañía de los nuevos amigos que habíamos conocido en la excursión.
Os animamos a realizar este viaje si os surge la ocasión y os deseamos salud y prosperidad con una grulla de Origami cómo es tradición en Japón.
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